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Con Sal en los Labios

Gente buscando gente

Gente buscando gente

Cuántas veces nos hemos llenado de excusas, de discursos mal creados e historias que en el fondo no nos creemos ni nosotros mismos...

Dejémonos ya de tanta alharaca y vayamos al punto y seguido. “A todos, absolutamente a todos nos hace falta un corazón...” Nadie puede ser tan omnipotente para sentirse poseedor de tal poder, de no necesitar cariño. La verdad, la pura y transparente verdad es que cada uno de nosotros es dueño de un corazón solitario, y buscamos en nuestra vida cotidiana otro corazón, para sentirnos vivos. Vivimos esperando inconscientemente encontrar una persona especial que nos haga sentir vivos, y la realidad es que no sabemos siquiera si estamos preparados para eso. Somos seres ambulantes en un mundo que llenamos de ocupaciones y estereotipos que ya son asumidos por la sociedad como los correctos, para poder subsistir y encajar perfectamente en esa figura que crea la vida de nosotros, pero que en realidad desconocemos, porque no refleja lo que hay en nuestro interior.

Hace unos años, muchos quizá, yo no me imaginaba la mujer que soy hoy, en muchos aspectos. Mientras crecía, siguiendo las pautas de ese mundo de agujetas color de rosa que me habían fabricado; me imaginaba profesional, trabajando, siendo esposa y madre, –el típico prototipo según la escala de la perfección, ya establecida por la sociedad en la que vivo- al menos de este lado del mundo... Los latinos –según dicen- somos seres mucho más entregados a la familia y al amor que muchos otros. Pero en realidad no sé hasta donde creer ese cuento de hadas, porque el índice de divorcios e infidelidades incrementa estrepitosamente cada día. Claro, de ser totalmente sincera, yo nunca me imaginé tan así, ni nunca fijé mis metas desde esa perspectiva nada más, tenía en el fondo otros planes, algunos ya realizados, pero claro sí me imaginaba acompañada, profesional, feliz, satisfecha…

Hoy me veo después de tantos años, delante de esa jovencita que fui, cuando no era ni la mitad de la mujer que ahora soy, y siento la nostalgia de esa inocencia, de esos sueños llenos de fantasía que tenía y conocía como la “realidad” en aquel entonces: cuando creía que el amor era eterno, que cuando alguien te decía “te quiero” era verdad, que el amor era una explosión de sentimiento de esas que sólo vemos gracias a la pantalla grande, -aunque el cine se mude a nuestra casa, al sofá de la sala de estar-, de esas fantasías que te llenaban el pecho de mariposas, y te hacían fantasear horas con otra persona, enamoradas de ese “ideal ficticio” que nos habíamos creado, al que ya le habíamos concedido tantas virtudes inexistentes, que no era para nada amor real…  

Me detengo un minuto y me veo a mí misma, a la persona que soy hoy, y veo a la mujer que hay dentro de mí: una mujer llena de cicatrices, llena de dolores sin curar, que no hay doctor ni medicinas que los puedan sanar, realizada en algunas cosas, orgullosa de lo que ha hecho en otras, pero también llena de vacíos, llena de temores, sóla; una mujer que ya tiene “balas diminutas en el corazón” como decía Gabriel García Márquez.  Una mujer que cambió todas esas irreales fantasías sobre el amor, por realidades que tal vez tampoco existen… Y me duele, decirlo, escribirlo, confesarlo, así sin censura, sin encogimiento, y con tanto dolor.

Hoy en día la mayoría nos encerramos en un círculo en el que jamás hubiésemos pensado entrar, nos levantamos cada mañana cinco días a la semana para acicalarnos, ir a trabajar, hacer lo que tenemos que hacer, salir del trabajo, ir al gimnasio, volver a la casa, medio masticar algo entre dientes, e incluso con alguna pereza, ver pasar los canales de la tv. Y nos dormimos para iniciar el mismo ritual al día siguiente. Los fines de semana, descansar es casi una alucinación, el sábado es el tiempo de hacer la compra del mes o la semana, de arreglar los desórdenes, de lavar, de cocinar, de ir al salón, de hacer los “mandados”, es un tiempo de más trabajo, para luego llegar y quizá salir el “sábado por la noche” un rato a regañadientes; casi contra nuestra voluntad misma, porque la costumbre de quedarnos en casa nos quiere ganar la partida, y el domingo –santo domingo- es el día eterno de “nosotros” para si queremos quedarnos durmiendo, o achantarnos frente al televisor a hacer literalmente “nada”. Porque si hay un tiempo en la vida realmente desperdiciado en casi un 80% sino más, es el que perdemos mirando el televisor. Aunque para suerte de algunos, existen todavía, programas de la BBC, Discovery, National Geografic, u otros que son muy buenos, pero por desgracia son los más pocos...

Y me pregunto: Qué vida es esa? O me retracto: Qué, esa es vida?

Dijo Joaquín Sabina en una canción: “No salgo a buscarte porque sé que corro el riesgo de encontrarte...” Y esa frase parece una predicción: la mayoría de nosotros estamos tan temerosos de encontrar lo que buscamos que nos conformamos con seguir recluidos en nuestro caparazón de miedo y protección.  La mayoría de gente que conocemos, (con algunas excepciones “extra-ordinarias” claro está, para gloria y esperanza de nuestra ilusión); está infelizmente casada, divorciada, son infieles felices, o son fieles no felices, tienen una pareja por hacer algo diferente, o están con alguien mientras quieren a otra persona, o están con alguien porque la persona a la que quieren ya no les quiere, o se quedaron con alguien por un hijo, o creen que quieren a alguien sin quererlo, o se excusan a sí mismos diciendo que no quieren a quien sea, por no darse la oportunidad, por temor a sufrir, por no intentar, ni luchar, ni querer vivir la vida, que cada día se nos va, a cada minuto; o son personas que están solos esperando que del cielo les caiga el amor sin salir a buscarlo. Y si hacemos números nos damos cuenta que esa situación es la que nos rodea en un gran número, claro si somos realmente sinceros y vemos a nuestro alrededor con ojos de verdad, y no de compasión, o pretexto.

Nos sentamos horas a quejarnos con los amigos de porqué estamos solos? Y qué hacemos al respecto? Cuántos nos preguntamos eso cada día, y nos quedamos encerrados en ese mismo círculo de amigos, de rutina, de todo, o mejor dicho de nada, sin mover ni un dedo del cuerpo para encontrar lo que queremos? Cuántos nos pasamos la vida construyendo muros para protegernos, sin darnos la oportunidad de arriesgar, sin percibir que si queremos estar con alguien es necesario arriesgar? Si no cambiamos el miedo, a salir nuevamente heridos, ni la costumbre de quedarnos solos para no sufrir; el amor no llegará a tocarnos la puerta sin habernos al menos “mirado pasar”. Debemos ir, salir nosotros a buscarlo, ya sea amor real, ó “casi amor”, para reconciliarnos con la vida y tener una ilusión para vivir de vez en vez. Si no hacemos algo para arreglar nuestro presente, dentro de unos años, muchos quizá, volveremos nuevamente a observarnos, y tampoco seremos lo que nos habíamos imaginado.

La vida favorece a las mentes positivas, a los que a manos llenas dan sin esperar recibir, la vida no ayuda al que no quiere ser ayudado, ni saca de la sombra al que no quiere ver la luz. Si nosotros no hacemos nada por nosotros mismos, nadie lo puede hacer. Si pasamos la vida llorando y arrepintiéndonos porque Juan, Luis, ó Miguel,  no nos quisieron, ó porque alguien no se dignó recibir nuestro amor, entonces nunca tendremos los ojos claros para mirar, ni el alma lista para abrazar, a esa persona que nos busca y que buscamos, y que aunque suene muy inexacto, algún día podríamos encontrar...

Dicen  que: “Los arrepentimientos son una pérdida de tiempo, porque son el pasado paralizándonos en el presente...” Y creo que es cierto!

 

10 comentarios

Samuel -

solo te voy hacer una pregunta... ¿abriste ya decididamente tu puerta?

Natalia -

No sé si buscamos gente o no pero sin duda los unos necesitamos de los otros. Las mejores cosas que me han pasado siempre han sido gracias a alguién más.

joan -

Ante todo me gustaria que supieras que al leerte he vista reflejada la valentia ante una realidad que intentamos escondernos, y diré todos, porqué creo que en el fondo y aunque veamos personas que no refelejen esos miedos, esas soledades de momentos, las padacen igualmente. pero decirlo, a uno mismo y a los demás és el paso más importante y por tanto positivo. Siempre he pensado que somos animales de adaptación ante todo. tendemos en un principio a buscar la felicidad junto a alguien e inexpertos y virgines cómo somos en la vida olvidamos que nustra felicidad no está \"en\" alguien sino que puede estar \"con\" alguien y para ello necesitamos tenerla en nosotros. No soy de las personas que crren en la busqueda, puedo estar totalmente equivocado, pero creo más en que las cosas salen porque todo existe sólo es cuestión de estar abierto y no autoimmunizarnos ni crear autobarreras. Con el tiempo he aprendido a amar otras cosas además de las personas y amando esas otras cosas he aprendido también a amar más a las personas. Alguien con cquien compartir, sí, por supuesto, pero quizas nuestro error y nuestro problema sea querer creer que ha de ser eterno. No lo sé, cómo decubriràs entre mis palabras también voy herido por la vida :) Un abrazo y gràcias por tu comentario en mi blog. seguiré visitandote auqnue últimamente contratiempos familiares me impiden tener el tiempo suficiente para viajar por este otro mundo de humanidades :) un abrazo

aminuscula -

El truco está en qué parte de los hechos recuerdas: si recuerdas sólo el dolor final, te paralizas abrazada a un televisor, temblando de miedo. Si recuerdas lo positivo que te has llevado, incluso lo positivo del dolor y la ruptura, en cuanto cobras fuerzas ya empiezas a fisgonear a ver qué tiene que ofrecerte la vida.

Un beso

Martín Bolívar -

Vamos creciendo y vamos madurando. Tenemos la experiencia que no teníamos antes en que nos tirábamos a la piscina o la pileta y descubríamos que estaba vacía. Depués de romperte la cabeza contra el suelo o contra la pared, ahora la experiencia te da más seguridad. Lo que denoto es algo que me hace recordar a la frase que dijo un integrante de Les Luthiers en la televisión argentina: \"Se crece en el dolor\". Yo apunto que las cicatrices te curten para la vida, te inmunizan contra la adversidad. Opino, en mi modesta opinión, que debemos extraer lo bueno y lo positivo de nuestras vidas, ya que muchas veces mirar atrás no es bueno. Por eso, hay que admitir que lo pasado, pisado.

yoglauca -

Vine aquí por casualidad, comencé a leerte un poco con desgana pensando que no terminaría de leerte, acabé la lectura de tu texto con tal regusto que volví a releer algunos párrafos y decidí que en adelante me dejaré ayudar y saldré a que el sol me ilumine, gracias, me has hecho reflexionar.

ideas -

Siempre he creido que uno debe vivir enamorado de la vida, de esos instantes que son eternos en nuestra memoria, de esa ilusion por las cosas...

Ironika -

el amor siempre da miedo, siempre crea dudas, pero si por esos miedos y dudas no arriesgamos es como si estuviéramos muertos, como si sólo pasásemos por la vida, sin vivir, sin soñar.
Me ha gustado tu reflexión y tu sinceridad al hablar de tus heridas. Sólo reconociendo nuestra debilidad podremos hacernos fuertes.
Un beso y un abrazo.

Corazón... -

Hola :)

Me gusta tu perspectiva ante la vida, la visión que tienes hacía ella :)

Yo soy una mujer soltera y todos los días vivo enamorada, de verdad que sí. Me enamoro de mi trabajo, de mi familia, de mi ciudad, de mi misma y así consigo ser feliz. Me ilusiona esperar que llegué una hora que sé voy a ver, hacer, sentir algo de lo que amo :)

Muchas veces me han dicho ¿Por qué no te casas? y respondo: por qué así soy feliz y no me voy a casar solo por no quedarme sola \"que culpa tiene la pareja con la que me casé y hacerlo infeliz\" ;)

Lo mejor de todo es no arrepentirse de nada, lo que pasó pasó y se ha quedado atrás ahora que venga lo que tenga que venir, con la plena convicción de que así quiero vivir :)

Uisss, me he quejado de mis males :) espero no te enfade.

Un abrazo y saludos.

;o)

Maura_ -

Te he leído con bastante atención y si bién es cierto tienes no toda la razón (quién la tiene completa no conozco a nadie en este mundo por lo menos que la tenga)tu manera de decir lo que sientes es sincera,eso de las heridas,me llamó la atención todas tenemos más de alguna, el fondo es como logramos sanarlas,el aprender a hacerlo creo, es una tremenda tarea que alude a lo que escribiste al principo.Te dejo un abrazo y seguro que vuelvo a leerte.