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Con Sal en los Labios

Sobre el trabajo y los trabajadores (I parte).

Soy exigente, directa, honesta, y perfeccionista; lo reconozco, ese conjunto es quizá uno de mis peores defectos...

Pero es que en ciertas cosas, al abarcar ciertos tópicos no puedo evitarlo. Sucede. No puedo por más que lo intente ser mediocre; y quizá no sea la persona, la trabajadora, la amiga, etc. más ejemplar que exista, pero en lo que cabe, intento hacerlo todo siempre de la mejor manera, y esa es, entregando lo mejor de mí. Porque cuando uno es dueño de su vida, de sus acciones, y responsable de las consecuencias, no podría jamás elegir lo peor.

Uno debe aprender a ser un poco selectivo en la vida, en todos los aspectos, y yo lo soy, desde los zapatos que me pongo, hasta los que considero amigos, pero sobre todo en mi trabajo. No puedo ser mediocre, y creo que nunca podré serlo; no tengo la necesidad de serlo para emparejar con los demás, guste o no guste a los que sí lo son, si estoy sentada en un escritorio para trabajar bien, eso es lo que hago, nada más.

Por eso, me cuesta tanto -algunas veces-, encontrar la lógica a algunas actitudes laborales, y sobre todo a la forma de actuar de alguna gente... El trabajo, más allá de ser una forma de encontrar la remuneración económica a nuestro tiempo, es una forma de desarrollarnos como personas y dar lo mejor, para demostrar lo que somos. O al menos, así lo veo yo.

Como escribió el gran Mario Benedetti en este poema:     "La  gente  que  me  gusta"

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y lo hace...

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar. 

 Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo entre amigos produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables a las decisiones de un jefe.

Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, a éstos les llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como ésa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.

Amarti e` l` immenso per me.

Amarti e`  l` immenso per me.

Porqué todos nos empeñamos en buscar el amor? Porqué todos sufrimos, caemos, nos levantamos y volvemos a caer, y aún así queremos seguir repitiendo eso que llaman amor?

Es curioso como en estos tiempos muchos buscamos encontrar eso que nos haga perder la cabeza, reír como tontos, emocionarnos al escuchar una voz al otro lado del teléfono, arreglarnos para salir en una cita  sintiendo el corazón acelerado, eso que nos haga perdernos en un beso, sentir amor... Pero no nos llega, no lo encontramos, no aparece como parte de nuestro resúmen semanal... No encontramos a ese alguien que diga o que nos haga decir: "Amarti e`  l`inmenso per me" (amarte es total para mí).

Será que no existe, ni ese amor, ni ese alguien? Será que con el tiempo nos hacemos demasido perfeccionistas, que no perdonamos, que no caemos tan fácil al sentir la flecha de cupido, que nuestros oídos y corazones no caen derretidos ante las palabras dulces que nos dicen otros labios?

Será que el amor que conocemos es la versión adulta del cuento de Santa Claus y la Navidad, en versión de esperar fervientemente un día especial que nos traiga en él todo lo que deseamos? Será que nos han vendido una idea que no existe y que al empeñarnos en conseguirla, solamente encontramos desaciertos, soledad, y ese sentimiento de impotencia por no poder cambiar lo irreversible?

Será que el amor no es como lo percibimos, sino como lo percibíamos cuando éramos mucho más jóvenes e inocentes? Será que eso que llaman amor lo transformamos en la medicina a todas nuestras frustraciones, y como no existe tal, pues nos frustramos? Será que debemos escudriñar en nuestro interior y empezar esa búsqueda en nosotros mismos...

Este sábado una de mis mejores amigas se casa, con esas historias de amor que ya no se ven; al escribir su tarjeta de bodas, lo que me salió del corazón fue: "Felicidades, porque encontrar el amor es algo muy difícil de lograr y casi nunca pasa".

Dejo la letra de esta canción, que es de las más fascinantes que he escuchado en mi vida:

Amarti   e`  l`immenso per me.

 

Fino a te ho aperto i miei occhi e vedo, fino a te amarti è  l’immenso per me, anche se in fondo io non ci credo, penso che amarti è  l’immenso per me.
Cosa cerco non lo so ma so che adesso, sei tutto ciò che trovo io, fammi camminare lungo gli argini, di una certezza, calmami le rapide del cuore, dammi una partenza per rispondermi, di quanta notte, c’è per raggiungere te.
Fino a te raggiungerti in ogni senso, fino a che amarti è  l’immenso per me.
 

E anche se qualche volta, so di esagerare un po’, quando corro la mia vita, che più forte non si può, anche se la mia testa è un viavai di fantasie, troppo perse troppo mie, posso farcela con te.

Fino a te io voglio arrivarti dentro, ora che le mani mi portano, fino a te raggiungerti in ogni senso, fino a che amarti è  l’immenso per me...


Eros  Ramazzotti.

Cuando me amé de verdad...

Cuando me amé de verdad...

Cuando me amé de verdad... Comprendí que en cualquier circunstancia yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta, en el momento exacto. Entonces, me relajé. Hoy sé que eso tiene nombre... Autoestima.

Cuando me amé de verdad... Me di cuenta que mi angustia y sufrimientos emocionales no pasan de ser una señal de que voy en contra de mis verdades. Hoy sé que eso es ... Autenticidad.

Cuando me amé de verdad... Dejé de desear que mi vida fuese distinta y comencé a ver que todo lo que sucede contribuye a mi crecimiento. Hoy a eso le llamo... Madurez.

Cuando me amé de verdad... Comencé a entender cómo es ofensivo forzar alguna situación, o a alguien sólo para realizar mis deseos aún sabiendo que no es el momento, ó que la persona no está preparada, ó que ni yo mismo lo estoy. Hoy sé que el nombre a esto es... Respeto.

Cuando me amé de verdad... Comencé a despojarme de todo lo que no fuera saludable: personas, tareas, situaciones, y cualquier cosa que me desanimara. Al principio, mi razón me llamó la atención acerca de esa actitud aparentemente egoísta. Hoy sé que se llama... Amor Propio.

Cuando me amé de verdad... Dejé de temerle a mi tiempo libre y de hacer grandes planes. Abandoné poryectos a muy largo plazo. Hoy hago lo que considero correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es .... Simplicidad.

Cuando me amé de verdad... Desistí de querer tener siempre la razón y al hacerlo cometí menos errores. Así descubrí la ... Humildad.

Cuando me amé de verdad... Dejé de revivir el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida realmente ocurre. Hoy vivo, un día a la vez, eso es... Plenitud.

Cuando me amé de verdad... Entendí que mi mente puede perturbarme y decepcionarme, pero cuando la coloco al servicio del corazón, se torna una enorme y valiosa aliada. Todo eso es... Saber Vivir.

Kim  McMillen  &  Alison  McMillen

Fragmento del libro:

“Quando  me  amei  de  verdade”

Traducción al español por Eduardo e Irany Lecea.

Los Extremos se Tocan.

Los Extremos se Tocan.

"Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores."

Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los padres más dedicados y comprensivos pero a la vez, los más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca. Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro.


Así, somos la última generación de hijos que obedecieron a sus padres y la primera generación de padres que obedecen a sus hijos. Los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que les tememos a los hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos. Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos falten al respeto.


En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.

 

Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin. 


Como quien dice, los roles se invirtieron y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos y no a la inversa, como en el pasado. Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás por ser los mejores amigos y parecerles "a todo dar" a sus hijos.


Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. 
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.


Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad. Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino.

 

Angela Marulanda

 

http://www.angelamarulanda.com/

 

 

Palabras mal entendidas, o claridad de entendimiento.

Palabras mal entendidas, o claridad de entendimiento.

A raíz de la interesante comprensión del texto anterior (que me ha fascinado), he decidido colocar parte de este texto que leí y que refleja lo que muchas veces sucede: leemos, pero damos traducción a lo que leemos según nuestro criterio, nuestras experiencias... Porqué será que aunque todos leamos exactamente lo mismo, entenderemos cosas diferentes...?

Les dejo el link para que quienes lo deseen lean el texto completo: http://www.gandalf.it/esp/sencil.htm

La humanidad de la internet (los caminos de la red son infinitos) 

"Sencillez, claridad, brevedad (entender y hacerse entender)" 

La red no está hecha de máquinas, conexiones, softwares o protocolos. Está hecha de personas.

El secreto de una comunicación eficaz es siempre el mismo: ponerse en el lugar de la otra persona. Esto es verdad en toda forma de comunicación humana. Pero se vuelve aun más importante en red porque el excesivo énfasis sobre las tecnologías puede hacernos perder de vista los valores humanos; y porque cuando no vemos a la otra persona, o no sentimos inmediatamente su voz, podemos tener la falsa sensación de que no se trate de un diálogo rico de humanidad, de emoción, de calor y de sentimiento.

Otro factor importante es la sencillez. Escribir (o hablar) en modo confuso, oscuro y complicado es muy fácil. Pero a menudo es un modo de esconder una escasa claridad de pensamiento. Puede ser trabajoso releer y corregir para arribar a la claridad. Pero si no tenemos el deseo o el tiempo de hacerlo debemos preguntarnos si tenemos realmente algo que decir.

Sencillez quiere decir también brevedad. Decía Blas Pascal, escribiendo a un amigo: «perdón por esta larga carta, pero no tuve tiempo de escribirla corta». Con frecuencia un texto puede ser mejorado acortándolo. Pero también la brevedad, alguna vez, puede inducir a error... lo que para nosotros es intuitivamente claro puede necesitar una explicación cuando lo decimos a otras personas. En suma un texto bien escrito contiene “todo lo necesario y nada más que lo necesario”. Esto, obviamente, no significa ser “telegráficos”. Una comunicación eficaz no está privada de sentimientos y de emociones, y para transmitirlos puede ser necesaria una palabra más. No significa siquiera renunciar a la espontaneidad. La frescura de un pensamiento, de una sensación, puede ser mucho más importante que la “perfección” gramatical u ortográfica.

Si escribimos a un amigo, que nos conoce bien, podemos incluso permitirnos arrojar palabras y enviarlas sin releerlas. Pero es sorprendente cómo personas incluso muy cercanas a nosotros pueden entendernos mal si no nos expresamos con claridad. En un coloquio personal, o incluso por teléfono, podemos darnos cuenta de que una persona no nos ha entendido e inmediatamente corregir o explicarnos. Pero en red scripta manent: a veces interminables debates e incomprensiones nacen de pocas palabras mal entendidas.

En suma vale la pena escribir menos, y cuando escribimos releer y corregir. Ese poco de empeño podrá hacernos ganar respeto y simpatía y evitarnos problemas y polémicas insensatas. Es importante también saber escuchar y entender la mentalidad de los otros. Una de las cosas más interesantes de la red es que nos permite encontrar personas diferentes, con culturas, mentalidades y actitudes lejanos de aquellos a los que estamos habituados. Este es un valor extraordinario, pero debemos saber respetarlo y cultivarlo. Una persona puede ser diferente de nosotros porque vive en India o en China; pero puede también estar a dos pasos de nuestra casa y tener un modo diferente de pensar. Entender bien a los otros puede requerir un poco de paciencia y de atención, pero vale la pena. Podemos hacer todo tipo de interesantes descubrimientos humanos y culturales; ampliar la mente y enriquecer nuestra sensibilidad. Esto es cierto en toda relación humana que vaya más allá de los límites del habitual vecindario. Pero en red se vuelve más importante, porque la posibilidad de exploración y de relación son infinitas.

Giancarlo Livraghi

gian@gandalf.it

Traducción de María Copani mcopani@sion.com y Pino Laurenza lauren@uni.net

Del tiempo y la distancia

Del tiempo y la distancia

Hoy la mañana es espléndida, llena de luz, con rayos de sol que no queman, y una brisa que refresca. Me pregunto cómo será la mañana allá? Tan lejos, y a la vez tan cerca...

Pues sí, llegó el día, sobreviví, y estoy aquí, y mi hermanito allá... Esa es la razón por la que mi vida ha estado de cabeza, vuelta loca, sin horarios, y definitivamente fuera de esta órbita regular en la que siempre se maneja. Tomé una semana de vacaciones (que fueron para trabajar) para ayudar con las cosas del viaje, que no es de simple trabajo o turismo, por lo que la cantidad de artículos por llevar y la lista de cosas por hacer se multiplica, (lo que se va a necesitar en más 8 meses, empacar, que la cena, que las despedidas por tiempo, que guardar, que hacer, etc...) Lo que queda de último es dormir, y hacer todo lo que en realidad se tenía planeado...

Yo no pude hacer ni la comida con los amigos de mi hermano, ni la carta, ni nada, no me alcanzó el tiempo, ni para llorar...  En fin, lo que sí hice fue escribirle a mi hermano, que ya no es mi "hermanito", sino un joven que está creciendo, algo que me salió del corazón, para hacer el intento de decirle lo que siento... Porque de los miles de tipos de relaciones que existen entre hermanos o familiares, creo que Dios me bendijo con darme la más hermosa relación de hermanos, entre dos que nos apoyamos, confiamos y nos queremos mucho el uno al otro. Soy la persona más feliz del mundo de tener el hermano que tengo y de el regalo que Dios me dió con su amistad; porque no precisamente ser hermanos significa ser los mejores amigos, pero en mi caso Dios me bendijo.

Quizases…

 

Quizá después de la noticia no podía expresar con palabras lo que sentía mi corazón. Quizá no la esperaba tan pronto, y me ha desarmado. Quizá es que conforme va pasando cada día, soy más consciente de lo que va a pasar. Quizá sí comprendo, que eso es lo que tú has elegido y que es importante para ti. Quizá también veo que vas despertando a la vida, a la madurez, y a la responsabilidad. Quizá mi corazón no sabe darme el permiso de esa aceptación. Quizá he pasado mucho tiempo -demasiado-, dedicándome por entero a la rutina. Quizá me he abandonado en las pequeñas cosas, y en el “después”. Quizá la vida me ha hecho más pequeña y menos fuerte. Quizá también dependo mucho de ti. Quizá me ha dolido reconocer que puedes llegar a donde quieras, sin mí. Quizá no estaba preparada para ver que eres el único dueño de tu destino. Quizá ya sabes cuánto me alegro de que tengas esperanzas y sueños propios. Quizá no quiero que me juzgues a mal porque esto me duele. Quizá me he acostumbrado demasiado a que seas mi mejor y único verdadero amigo. Quizá sólo confío en ti, y siempre me das un sabio consejo. Quizá eres mi hombro para llorar, mi abrazo para reconfortarme, y mi sonrisa para vivir. Quizá me siento mal por los momentos en que te he fallado. Quizá me duele no haber sido mucho mejor. Quizá quisiera tenerlo todo para dártelo. Quizá no has notado lo mucho que significas para mí. Quizá eres parte de mí, y te tengo en mi corazón. Quizá nunca te he dicho lo mucho que te admiro y lo orgullosa que estoy de ti. Quizá espero que me sigas teniendo la confianza para decirme lo que es importante. Quizá saber que no estarás en casa para cuando llegue del trabajo me pone triste. Quizá me harás muchísima falta para hablar de tantas cosas, y hasta para molestarme. Quizá te necesito para sentirme feliz. Quizá te quiero demasiado para tenerte lejos. Quizá eres el mejor hermano que pude haber tenido. Quizá Dios me hizo ver que mi vida es especial gracias a ti. 

 

Te quiero mucho, tu hermana.

 

Mayo, 2006 

Queda Prohibido

Queda Prohibido

Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber que hacer, tener miedo a tus recuerdos. Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños. Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor. Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles solo cuando los necesitas. Queda prohibido no ser tú ante la gente, fingir ante las personas que no te importan, hacerte el gracioso con tal de que te recuerden, olvidar a toda la gente que te quiere. Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, no creer en Dios y hacer tu destino, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro. Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa, todo porque sus caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente. Queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen mas que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita. Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin tí este mundo no sería igual.

Pablo Neruda

No me llames extranjero.

No me llames extranjero.

De las cosas que suavizan mi corazón que son muchas, me da profunda tristeza pensar en las personas que están desterradas de su país, de su gente, de sus costumbres; que sirven en un país ajeno y que cumplen de forma justa con sus reglas y, que aún así son tratados de menos. Lastimosamente hay muchos otros que no cumplen, ni viven bajo el manto de la justicia, ni en su propio país, ni en una tierra ajena. Comprendo que en mucho el desplazamiento de inmigrantes a cualquier país afecta a sus ciudadanos si es en gran escala, pero también ayuda a crear, a construir, a llevar a cabo el desarrollo en áreas en que sus propios ciudadanos ya no desean desempeñarse, a compartir experiencias y costumbres que de otra manera no se podrían dar entre ciudadanos que a pesar de ser de diferentes nacionalidades respiramos bajo un mismo cielo.

Aunque sé que este sería un tema profundo y de mucho análisis de tratar, pero no quiero ahondar en la fase política, solamente en la del corazón; por eso les dejo este poema de Rafael Amor, generalmente recitado por Facundo Cabral y que la semana pasada en la ceremonia de los Premios Billboard fue causa de el momento más emotivo de la noche, cuando la interpretaron Luis Fonsi, Ricardo Montaner, y el pianista Arthur Hanlon, acompañados de la oratoria de Héctor Suárez; como muestra de apoyo a el movimiento de Inmigrantes que se da en USA, pero que en realidad puede aplicarse a todo el mundo, porque en todo lugar sucede, con gente de cada país, incluyendo el nuestro.
 

NO ME LLAMES EXTRANJERO

No me llames extranjero, por que haya nacido lejos, o por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo. No me llames extranjero, por que fue distinto el seno, o por que acunó mi infancia otro idioma de los cuentos. No me llames extranjero si en el amor de una madre, tuvimos la misma luz, en el canto y en el beso, con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.

No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo, mejor saber dónde vamos, a dónde nos lleva el tiempo. No me llames extranjero, por que tu pan y tu fuego, calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo. No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo, tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego, y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.

Y me llamas extranjero por que me trajo un camino, por que nací en otro pueblo, por que conozco otros mares, y zarpé un día de otro puerto; si siempre quedan iguales en el adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos, los amigos que nos nombran, 
y son iguales los besos y el amor de la que sueña con el día del regreso.

No me llames extranjero, traemos el mismo grito, el mismo cansancio viejo, que viene arrastrando el hombre desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras, antes que vinieran ellos, los que dividen y matan, los que roban, los que mienten, los que venden nuestros sueños, los que inventaron un día, esta palabra, extranjero.

No me llames extranjero que es una palabra triste, que es una palabra helada huele a olvido y a destierro. No me llames extranjero mira tu niño y el mío, como corren de la mano hasta el final del sendero. No me llames extranjero, ellos no saben de idiomas, de límites ni banderas, míralos se van al cielo por una risa paloma que los reúne en el vuelo.

No me llames extranjero piensa en tu hermano y el mío, el cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo, ellos no eran extranjeros se conocían de siempre, por la libertad eterna e igual de libres murieron. No me llames extranjero, mírame bien a los ojos, mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo, y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.

Rafael Amor®

Elogio de la mujer brava

Elogio de la mujer brava

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo, y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa, y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche, y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinte añeras (mirémonos el pecho también nosotros, y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Héctor Abad

Gente buscando gente

Gente buscando gente

Cuántas veces nos hemos llenado de excusas, de discursos mal creados e historias que en el fondo no nos creemos ni nosotros mismos...

Dejémonos ya de tanta alharaca y vayamos al punto y seguido. “A todos, absolutamente a todos nos hace falta un corazón...” Nadie puede ser tan omnipotente para sentirse poseedor de tal poder, de no necesitar cariño. La verdad, la pura y transparente verdad es que cada uno de nosotros es dueño de un corazón solitario, y buscamos en nuestra vida cotidiana otro corazón, para sentirnos vivos. Vivimos esperando inconscientemente encontrar una persona especial que nos haga sentir vivos, y la realidad es que no sabemos siquiera si estamos preparados para eso. Somos seres ambulantes en un mundo que llenamos de ocupaciones y estereotipos que ya son asumidos por la sociedad como los correctos, para poder subsistir y encajar perfectamente en esa figura que crea la vida de nosotros, pero que en realidad desconocemos, porque no refleja lo que hay en nuestro interior.

Hace unos años, muchos quizá, yo no me imaginaba la mujer que soy hoy, en muchos aspectos. Mientras crecía, siguiendo las pautas de ese mundo de agujetas color de rosa que me habían fabricado; me imaginaba profesional, trabajando, siendo esposa y madre, –el típico prototipo según la escala de la perfección, ya establecida por la sociedad en la que vivo- al menos de este lado del mundo... Los latinos –según dicen- somos seres mucho más entregados a la familia y al amor que muchos otros. Pero en realidad no sé hasta donde creer ese cuento de hadas, porque el índice de divorcios e infidelidades incrementa estrepitosamente cada día. Claro, de ser totalmente sincera, yo nunca me imaginé tan así, ni nunca fijé mis metas desde esa perspectiva nada más, tenía en el fondo otros planes, algunos ya realizados, pero claro sí me imaginaba acompañada, profesional, feliz, satisfecha…

Hoy me veo después de tantos años, delante de esa jovencita que fui, cuando no era ni la mitad de la mujer que ahora soy, y siento la nostalgia de esa inocencia, de esos sueños llenos de fantasía que tenía y conocía como la “realidad” en aquel entonces: cuando creía que el amor era eterno, que cuando alguien te decía “te quiero” era verdad, que el amor era una explosión de sentimiento de esas que sólo vemos gracias a la pantalla grande, -aunque el cine se mude a nuestra casa, al sofá de la sala de estar-, de esas fantasías que te llenaban el pecho de mariposas, y te hacían fantasear horas con otra persona, enamoradas de ese “ideal ficticio” que nos habíamos creado, al que ya le habíamos concedido tantas virtudes inexistentes, que no era para nada amor real…  

Me detengo un minuto y me veo a mí misma, a la persona que soy hoy, y veo a la mujer que hay dentro de mí: una mujer llena de cicatrices, llena de dolores sin curar, que no hay doctor ni medicinas que los puedan sanar, realizada en algunas cosas, orgullosa de lo que ha hecho en otras, pero también llena de vacíos, llena de temores, sóla; una mujer que ya tiene “balas diminutas en el corazón” como decía Gabriel García Márquez.  Una mujer que cambió todas esas irreales fantasías sobre el amor, por realidades que tal vez tampoco existen… Y me duele, decirlo, escribirlo, confesarlo, así sin censura, sin encogimiento, y con tanto dolor.

Hoy en día la mayoría nos encerramos en un círculo en el que jamás hubiésemos pensado entrar, nos levantamos cada mañana cinco días a la semana para acicalarnos, ir a trabajar, hacer lo que tenemos que hacer, salir del trabajo, ir al gimnasio, volver a la casa, medio masticar algo entre dientes, e incluso con alguna pereza, ver pasar los canales de la tv. Y nos dormimos para iniciar el mismo ritual al día siguiente. Los fines de semana, descansar es casi una alucinación, el sábado es el tiempo de hacer la compra del mes o la semana, de arreglar los desórdenes, de lavar, de cocinar, de ir al salón, de hacer los “mandados”, es un tiempo de más trabajo, para luego llegar y quizá salir el “sábado por la noche” un rato a regañadientes; casi contra nuestra voluntad misma, porque la costumbre de quedarnos en casa nos quiere ganar la partida, y el domingo –santo domingo- es el día eterno de “nosotros” para si queremos quedarnos durmiendo, o achantarnos frente al televisor a hacer literalmente “nada”. Porque si hay un tiempo en la vida realmente desperdiciado en casi un 80% sino más, es el que perdemos mirando el televisor. Aunque para suerte de algunos, existen todavía, programas de la BBC, Discovery, National Geografic, u otros que son muy buenos, pero por desgracia son los más pocos...

Y me pregunto: Qué vida es esa? O me retracto: Qué, esa es vida?

Dijo Joaquín Sabina en una canción: “No salgo a buscarte porque sé que corro el riesgo de encontrarte...” Y esa frase parece una predicción: la mayoría de nosotros estamos tan temerosos de encontrar lo que buscamos que nos conformamos con seguir recluidos en nuestro caparazón de miedo y protección.  La mayoría de gente que conocemos, (con algunas excepciones “extra-ordinarias” claro está, para gloria y esperanza de nuestra ilusión); está infelizmente casada, divorciada, son infieles felices, o son fieles no felices, tienen una pareja por hacer algo diferente, o están con alguien mientras quieren a otra persona, o están con alguien porque la persona a la que quieren ya no les quiere, o se quedaron con alguien por un hijo, o creen que quieren a alguien sin quererlo, o se excusan a sí mismos diciendo que no quieren a quien sea, por no darse la oportunidad, por temor a sufrir, por no intentar, ni luchar, ni querer vivir la vida, que cada día se nos va, a cada minuto; o son personas que están solos esperando que del cielo les caiga el amor sin salir a buscarlo. Y si hacemos números nos damos cuenta que esa situación es la que nos rodea en un gran número, claro si somos realmente sinceros y vemos a nuestro alrededor con ojos de verdad, y no de compasión, o pretexto.

Nos sentamos horas a quejarnos con los amigos de porqué estamos solos? Y qué hacemos al respecto? Cuántos nos preguntamos eso cada día, y nos quedamos encerrados en ese mismo círculo de amigos, de rutina, de todo, o mejor dicho de nada, sin mover ni un dedo del cuerpo para encontrar lo que queremos? Cuántos nos pasamos la vida construyendo muros para protegernos, sin darnos la oportunidad de arriesgar, sin percibir que si queremos estar con alguien es necesario arriesgar? Si no cambiamos el miedo, a salir nuevamente heridos, ni la costumbre de quedarnos solos para no sufrir; el amor no llegará a tocarnos la puerta sin habernos al menos “mirado pasar”. Debemos ir, salir nosotros a buscarlo, ya sea amor real, ó “casi amor”, para reconciliarnos con la vida y tener una ilusión para vivir de vez en vez. Si no hacemos algo para arreglar nuestro presente, dentro de unos años, muchos quizá, volveremos nuevamente a observarnos, y tampoco seremos lo que nos habíamos imaginado.

La vida favorece a las mentes positivas, a los que a manos llenas dan sin esperar recibir, la vida no ayuda al que no quiere ser ayudado, ni saca de la sombra al que no quiere ver la luz. Si nosotros no hacemos nada por nosotros mismos, nadie lo puede hacer. Si pasamos la vida llorando y arrepintiéndonos porque Juan, Luis, ó Miguel,  no nos quisieron, ó porque alguien no se dignó recibir nuestro amor, entonces nunca tendremos los ojos claros para mirar, ni el alma lista para abrazar, a esa persona que nos busca y que buscamos, y que aunque suene muy inexacto, algún día podríamos encontrar...

Dicen  que: “Los arrepentimientos son una pérdida de tiempo, porque son el pasado paralizándonos en el presente...” Y creo que es cierto!

 

Como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel.

Como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel.

Tal parece que hoy no se es mujer a menos que se tengan las piernas de Sharon Stone, los senos de Pamela Anderson, el lunar de Cindy Crawford y las nalgas de Jennifer López.

La belleza plástica, la proporción de la forma y el esplendor puramente cosmético constituyen la definición, la esencia misma de la mujer contemporánea. La modelo, la vedette de almanaque, la beldad "oficial" son en nuestra sociedad productos de consumo, objetos fabricados para el manoseo mental de la turba, adorno de portadas, sonrisas de cartón, carnada de las pancartas publicitarias. Son deidades ungidas por la sociedad de consumo, fetiches de las masas ciegas, sordas y mudas, ídolos efímeros ante los cuales se prosternan tan sólo los peleles.

Digámoslo alto y claro: por bella que sea, una mujer no es, no puede ser, nunca será una mera calcomanía, un logotipo, un emblema del consumismo auto gratificador. Son muchas las jóvenes que creen tocar el cielo cuando ven esos ojos, esa boca, esos senos suyos merecedores de tan diferente homenaje, engalanar los anuncios de carros, de cigarrillos o cerveza. ¡Valiente titulo de gloria: el saberse la fantasía masturbatoria de una pacotilla de jetas!

¡Usar el cuerpo de la mujer para vender porquerías es como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel!

La reducción de la mujer a sus meros atributos físicos es, entre todos los artificios de manipulación que el hombre ha creado para su satisfacción personal, uno de los más viles y nocivos. Entendámoslo de una vez: la mujer no vino al mundo para fungir como un puntual y solícito agente del placer masculino, su misión no estriba en proveer la constante gratificación del macho. ¿Es acaso que unas libras de más privan automáticamente a una mujer de su derecho a ser amada? ¿Por qué si esas son las reglas del juego, lo justo sería que también los hombres, árbitros intransigentes y absolutos de la belleza - se sometan a ellas?

Exijámosle entonces a cada pretendiente la musculatura de Schwarzeneger, la sonrisa de Cary Grant y la gangsteril sexualidad de Robert De Niro: ¡A ver qué pasa! El efecto de tales expectativas sobre el hipertrófico ego del macho latino sería tan devastador, que de inmediato tendríamos una legión de neuróticos e impotentes sexuales por hombres. Y sin embargo, este es, ni más ni menos, el tratamiento que durante siglos hemos infligido a la mujer. Una de las más interesantes --y divertidas-- consecuencias de la liberación femenina es que ahora la mujer puede también darse el lujo de "cosificar" a su compañero, y darle a probar de su propia medicina: compararlo, medirlo, convertirlo en objeto estético y comentar sus dones - o falta de ellos - abierta y desenfadadamente. Ya veremos cuanta inseguridad genera esto en aquellos que alguna vez se autoproclamaran pontífices incontestables de las formas y volúmenes físicos.

No me malentiendan. Nada tan lejos de mí como despreciar la belleza corporal, o ensayar aquí una apología de la fealdad. Bien que mal soy músico y, como todos los de mi gremio, padezco de una incurable debilidad por la magnificencia de los contornos y las texturas. Sostengo tan sólo que la belleza es plural, y se presenta en tantas formas como mujeres hay. No es, en última instancia, la belleza la que suscita el amor, sino el amor el que engendra la belleza.

Mujeres del mundo: cesen de una vez por todas de atormentar sus cuerpos con cirugías plásticas, liposucciones e implantes de silicón a fin de conformar con un arquetipo arbitrario y convencional de belleza, o de secundar los caprichos de algún mae. El problema no está en ustedes, sino en la trágica miopía de sus compañeros, de esos pobres ilusos que tienen la luna en sus manos y aún no se han dado cuenta.

Las mujeres siempre serán bellas, porque jamás conocí a una mujer que no lo fuera. Nada tan hermoso como el cuerpo de la mujer que lleva las marcas de la vida, del trabajo, de la maternidad: desde el punto de vista puramente cosmético es quizás menos glamoroso, pero el hombre sensible sabe reconocer en él la prueba de un rasgo sublime: la capacidad de amar algo o a alguien más que a sí misma, de postergar su propio ser en aras de un hijo, de una obra, de una misión trascendente.

Las arrugas no son vejaciones infligidas por el tiempo, son antes bien títulos de gloria, condecoraciones que la vida nos confiere. Hay fuego en la mujer joven, pero en la mujer madura hay luz, esa luz purísima que vivifica en lugar de abrasar. El mundo esta harto de chiquitas relamidas y carilindas. Denme una mujer verdadera, una mujer con letras Mayúsculas: MUJER, y guárdense a sus muñequitas de almanaque, tan plásticas y deleznables como el papel en que sus sonrisas están impresas.

Denme la mirada alucinada de Juana de Arco cuando auscultaba el silencio; la frente umbría de Marie Curie, altiva en la solitaria vigilia de su trabajo; los senos pródigos de la libertad que conduce al pueblo, tal como lo soñara Delacroix; las manos de Camille Claudel, domadoras del bronce; el delirio de Isadora Duncan; las abismales visiones de Frida Kahlo, la pureza y la humildad magnífica de la Virgen María: he ahí el linaje de mujeres que el mundo necesita desesperadamente. Lo demás, señores, es mera superficialidad.

Jacques Sagot

La vida te da lo que tu pides...

La vida te da lo que tu pides...

Será cierto?

Dicen, dicen y dicen tantas cosas sobre la vida, sobre cómo se debe enfrentar, sobre todo lo que somos, vivimos y nos pasa, y para ser sincera ya no sé si dicen por decir o porque sea verdad.

Cuántas veces me he levantado de la cama, aún sin haber podido dormir, con los ojos aún húmedos por el llanto, y el pecho lleno de dolor. Cuántas veces he querido dormir y dormir, y despertar sin dolor. Aún cuando le pido a la vida fuerzas, entereza, entendimiento... Y no me lo da; entonces?

Porque hay tantas teorías de que debemos pensar, actuar y vivir de una forma, si al fin y al cabo eso del positivismo, del aura, de lo que atraes con tu mente, no funciona para todos. Generalmente conocemos gente que nos sorprende porque todo les sale bien, son sanas, felices, llenas de amor y gente que les quiere, tienen éxito, etc... Y nos vemos a nosotros, de reojo (con el temor de examinarnos realmente) y quizá somos felices en el campo laboral, o el académico, o el personal, pero no en todos los sentidos...

Será que la gente que se dice ser plenamente feliz, en realidad nos esconde sus más profundos temores y sufrimientos, o que nosotros no estamos tan "preparados" mentalmente para rodearnos de felicidad. Será que aunque le pidamos a la vida todo lo que deseamos, no lo hacemos de la forma correcta, o peor aún, que mientras caminamos por el largo camino de nuestra historia, vamos dejándole a la gente las señales equívocas de quienes somos, y de qué queremos? Será que en el fondo, somos hipócritas, fariseos de nuestro propio destino.

Cómo podemos ahogarnos en llantos y dolores, que cuando tengamos 40 ó 50, y veamos hacia atrás vamos a reprocharnos; y no por el hecho del error, sino por perder nuestra vida en sufrimiento, o negarnos posibilidades. Por gastar nuestro tiempo encerrardos mirando el televisor, esperando que sirva de escape a nuestra vida, como si una pantalla con reflejos de otras vidas y situaciones nos anulara el dolor del alma? Cuando miremos hacia atrás, y veamos que tenemos arrugas, que ya no tenemos el físico que teníamos, ni las ansias, ni la fuerza, ni el deseo, ni la vida por delante, de qué nos va a servir, todo el tiempo que gastamos sentados o tirados en una cama sufriendo, mirando el televisor, ocultándonos del mundo y de la vida por miedo a sufrir? Porqué nos negamos a ver todas las posibilidades que hoy, tenemos en frente de nosotros mismos?

Porqué nos presionamos y nos sentimos culpables si no sabemos qué hacer con nuestra vida, si nisiquiera por tener los planes hechos sabemos realmente si los vamos a lograr concretar. Entonces, porqué nos desespermaos por saber qué haremos en 2 años, si puede pasarnos un milagro y cambiarnos todo? Si la vida, nos llena de sorpresas, y generalmente no las esperamos ni sabemos cómo reaccionar ante ellas, ya sean agradables o desagradables. Y lo peor, nos ahogamos en dolores que parecen ser el fin, y en unos años cuando miremos atrás, puede que hayan sido el principio.

Entonces, porqué nos dicen y nos juran que la vida nos da lo que nosotros le pedimos, si nisiquiera sabemos qué pedir, si algunas veces solamente pedimos que se vaya el dolor y no se va, si otras, pedimos y lo que pedimos nunca llega?

"La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes" John Lennon.

Lexapro y otros remedios

Lexapro y otros remedios

He descubierto que muchas veces pasa que alguien se me siente mal, se aísla, se mete debajo de las cobijas, se esconde de todo, y lo único que les pasa por la mente es querer dormir... Es algo tan extraño, se sienten muy mal, sienten temor de deprimirme, de sufrir, aún si en ese momento ya están sufriendo...

Lo que digo siempre es que necesitan algo que les quite el dolor, que les apacigüe el corazón, que les haga desaparecer esos sentimientos y frustración de adentro. Es como si estuvieran incapacitados. No les dan ganas de levantarse, de comer, de ir a trabajar, de salir, ni de nada. Lo único que quieren es dormir, desaparecer por un tiempo de esa vida que les ahoga. Pero sin morirse, obviamente.

Me he puesto a pensar exactamente qué es la depresión, y sin caer en ningún tipo de análisis clínico, me da la impresión de que más allá de ser un estado por el que pasa alguna gente, es realmente una enfermedad, no permanenete pero sí que se presenta en algunas ocasiones, que tiene causas diferentes en cada individuo, algo que incapacita, que degenera, desde la salud física, hasta la emocional, aunque luego con terapia se recupere gracias a Dios, pero que en ciertos momentos aísla de la sociedad, del mundo.

Cómo es que una persona puede desvanecerse en el dolor, y dejar que en cierta manera éste le consuma.  O será que el deseo de no sentir más dolor del que ya se siente, hace que la persona caiga en un estado de trance emocional, para protegerse, para no sufrir. Y cómo es que l apersona supero esto y luego continúa de muchas maneras su vida, incluso con una mejor calidad de vida?

Lo peor de una depresión son los medicamentos, el saber que se depende de algo así para sentirte bien, o al menos un poco más normal, en esos días... Algunos hacen sentir un alivio, un relajamiento muy apropiado, para el estado de estrés que se vive, pero otros dejan a la gente casi inmóvil, les hace dormir y dormir, perder noción de sí mismos, e incluso hacen que su cuerpo sufra, al no poder reaccionar en el momento que lo desean, o les dan demasiados efectos secundarios. Cuando alguien decide tomar algún medicamento para apaciguar el dolor del corazón, es porque no tiene bajo control propio cómo aliviar el sufrimiento, y eso también le hace sufrir. Aunque es un síntoma excelente que demuestra que quiere salir y superar ese estado de tristeza para encontrar la felicidad.

"Hago a todos creer que soy diferente, pero realmente no sé cómo encajar..." Es lo que dicen algunos, y quizá somos los demás los que no encajamos, o no comprendemos...

Desde los afectos

Desde los afectos

 

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo, que uno sólo debe buscarlo y dárselo, que nadie establece normas salvo la vida, que la vida sin ciertas normas pierde forma, que la forma no se pierde con abrirnos, que abirnos no es amar indiscriminadamente. 

Que no está prohibido amar, que también se puede odiar, que el odio y el amor son afectos, que la agresión porque sí, hiere mucho, que las heridas se cierran, que las puertas no deben cerrarse.

Que la mayor puerta es el afecto, que los afectos, nos definen, que definirse no es remar contra la corriente. Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja, que buscar un equilibrio no implica ser tibio, que negar palabras es abrir distancias.

Que encontrarse es muy hermoso, que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida, que la vida parte del sexo. Que el  “¿por qué?” de los niños tiene su por qué, que querer saber de alguien no es sólo curiosidad, que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.

Que nunca está de más agradecer, que autodeterminación no es hacer las cosas solo, que nadie quiere estar solo, que para no estar solo hay que dar, que para dar debimos recibir antes, que para que nos den también hay que saber pedir.

Que saber pedir no es regalarse, que regalarse es en definitiva, no quererse, que para que nos quieran debemos demostrar qué somos, que para que alguien sea, hay que ayudarlo, que ayudar es saber alentar y apoyar, que adular no es apoyar.

Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara, que las cosas cara a cara son honestas, que nadie es más honesto porque no roba, que el que roba no es ladrón por placer, que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo, que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte.

Que se puede estar muerto en vida, que se siente con el cuerpo y la mente, que con los oídos se escucha, que cuesta ser sensible y no herirse, que herirse no es desangrarse, que para no ser heridos levantamos muros.

Que casi todos somos albañiles de muros, que sería mejor construir puentes, que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve, que volver no implica retroceder, que retroceder también puede ser avanzar, que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol…

Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida.

Mario Benedetti

 

Libres o rehenes de nuestro pensamiento?

Libres o rehenes de nuestro pensamiento?

La calidad de lo que piensas determina la calidad de tu vida. Si quieres vivir la vida al máximo, cuida de tus pensamientos como cuidarías tus más preciadas posesiones. Esfuérzate por eliminar toda turbulencia interna. Tómate tiempo para reflexionar. Decir que no tienes tiempo para mejorar tus pensamientos es como decir que no tienes tiempo para echar gasolina porque estás demasiado ocupado conduciendo.”  Robin S. Sharma.

He leído en un libro que una persona tiene cada día alrededor de 60.000 pensamientos y lo más impresionante es que casi el 99 % son los mismos cada día!!!

Todos cambiamos con el tiempo, crecemos en edad, en experiencias, en aptitudes, cambia nuestro temperamento, nuestra manera de ver la vida, crecen nuestras expectativas hacia determinadas cosas, aumenta nuestro conocimiento y vocabulario, y en fin, el mundo se expande ante nuestros ojos, y a nuestro alrededor… O al menos eso nos parece…

Y entonces me pregunto: cómo es posible que realmente nuestra mente sea tan empobrecida y nuestros pensamientos tan limitados? Será positivamente cierto que pensemos en un 99% lo mismo cada día?

Vamos a ver: cada mañana yo me despierto por el timbre del reloj y pienso: “qué pereza levantarse con este frío y aún de noche” (porque madrugo mucho), luego que me pongo a pensar qué me voy a poner, luego que si me deja el auto bus, que si hay mucho tráfico, que si llego bien o llego tarde al trabajo, que porqué hay gente que no trabaja, que qué habrá de almuerzo en la cafetería, que la tarde es muy larga, que el día está muy lindo, que debo ir al gimnasio, que si tengo sueño, que si debo llamar a alguien, que si debo ir al supermercado a comprar algo, etc…

Cómo es que pensamos tantas cosas iguales todos los días? Y lo peor es que si tenemos una mala idea un poco negativa rondando nuestra mente, esa se queda ahí por varios días, dando vueltas de un lado al otro, sin dejarnos en paz; osea, podemos llegar a tener 1.000 pensamientos iguales sobre esa cosa negativa que está en nuestra mente. Como un mal hábito que nos cuesta quitarnos de encima…

En lugar de pensar, cada día cosas diferentes, y crecer así interiormente, nos limitamos a que nuestra mente camine en un círculo cerrado, donde algunas veces por arte de magia, sucede alguna situación que nos da motivos para pensar algo diferente, de vez en vez…

Si comenzamos una nueva relación, somos prisioneros de todo aquello que ya vivimos, y nos convertimos en rehenes de nuestros propios temores; si estamos viviendo una situación difícil económica o familiar nos encerramos en el problema y en lugar de buscar soluciones efectivas, nos traemos al pensamiento las mismas soluciones de siempre, aunque puede que no nos hayan dado resultado en el pasado… Si tuvimos una infancia difícil, seguimos la vida con esos “dolores” por dentro, y muchas veces eso no nos deja vivir bien, y nos causa más dolor, y a pesar de eso no lo queremos dejar en el pasado. Y  otras veces nos preocupamos días enteros por cosas sin sentido ni significado real en nuestra existencia, como si alguien de la calle nos gritó un improperio, o si llovió y no veníamos vestidos para “ese clima”, etc…

Así bloqueamos cada pensamiento nuevo y quizás positivo, con otros pensamientos que ya hemos pensado más de una vez, y que nos han resultado beneficiosos para NADA… Será que así administramos nuestro tiempo, nuestras horas, nuestras metas, nuestra vida?

El otro dٕía me han dicho “nuestra mente es nuestro peor enemigo”  y creo que tenían razón. Gastamos la vida misma en sumergirnos en pensmientos inútiles, incoherentes muchas veces, en pensar mil veces una cosa, que no tiene sentido o que simplemente nos quita la paz, y que nos limita para pensar en otras cosas, en ponernos nuevas metas, abrir nuestra mente, pensar positivamente, etc… Realmente menospreciamos el poder de nuestra mente, y de todo lo que ella nos puede traer o quitar desde la tristeza hasta la alegría…

Si somos conscientes tal vez podemos mejorar nuestra calidad de pensamiento, y determinar qué pensar, y así incluso mejorar nuestra forma de vida. Yo misma -lo reconozco- lamentablemente soy una de esas personas que mucahs veces, se enfrasca en los mismos pensamientos, hasta que me canso,  me doy por vencida ante tanta necedad… Veo en una cosa, muchas cosas, y le doy una importancia demasiado grande a cosas que no la tienen, y eso empobrece mi vida, y enferma mi corazón. Además de quitarme claridez mental, y angostar mi perspectiva de las cosas.

La vida nos va cambiando, y con los años nuestras ideas se ven nubladas por las experiencias, y entonces cometemos el error -por no decirle pecado-, de juzgar cada situación de la misma manera que aquella que nos causó dolor o que no nos fue grata, o al contrario que nos llenó de gozo; y si al final no obtenemos el mismo resultado, nos decepcionamos mucho, sin ver que tuvimos en nuestra imaginación millones de opciones y nos limitamos solamente a unas pocas. Y hasta yo misma me impresiono al escribirlo, al sacar de mis adentros semejante verdad.

De adultos, intentamos tanto actuar como se supone que debemos hacerlo, o como los demás –se supone- esperan que lo hagamos, que perdemos mucho, incluso nuestro propio sentido del juicio, y caemos en situaciones en las que limitamos nuestra mente a ver las cosas como los demás las ven. Y lo peor es que cuando nos centramos en esos pensamientos ya sean propios o ajenos de ver la vida de solamente una manera, no solamente nos limitamos, sino que nos estancamos en un momento, lugar, situación o tiempo, sin ir hacia adelante. No enseñamos a nuestro cerebro a pensar bien, a ver lo bueno y lo malo, a sacar mejores conclusiones, a ser un poco más positivo, como cuando éramos niños y el mundo era enorme para nosotros y  era todo un “mundo por descubrir”, mundo que ahora, muchas veces caemos en el error de creer que ya conocemos. (Qué irónico, y siendo muchas veces tan ignorantes como lo somos, sin tener nada más que las migajas de “conocimiento” que tenemos).

Winston Churchill dijo que "el precio de la grandeza es la responsabilidad sobre cada uno de tus pensamientos…"

PMS or Sense and Sensibility (SPM ó Sentido y Sensibilidad)

PMS or Sense and Sensibility  (SPM ó Sentido y Sensibilidad)

"Sense and Sensibility" este título de una vieja película lo he tenido toda la mañana en la cabeza dándome vueltas, por una situación en especial, y lo he relacionado con el SPM y con esas diferencias entre nosotras  y ellos, los pobres hombres... (al menos en este caso).

Qué es lo que nos pasa a las mujeres específicamente, durante "esos días"? Porqué nos ponemos con tantísima sensibilidad, algunas otras con tanto odio hacia los hombres que no pueden ni verlos, otras con mal humor, unas perdemos el apetito, otras comen como si la comida se fuera a acabar...? En fin, en qué influye tanto cambio hormonal en nosotras...? Y por supuesto, porqué los hombres por más entendidos en la materia, no nos comprenden, al menos no del todo...? 

Es curioso como en esos días nos ponemos tan diferentes, tan extrañas, que actuamos de maneras que ni nosotras mismas reconocemos como propias. Es conocido que los hombres y las mujeres utilizamos hemisferios diferentes de nuestro cerebro, y si tomamos en cuenta las funciones que realiza cada hemisferio notamos realmente el porqué somos tan diferentes, y porqué para ellos es tan difícil muchas veces comprender esos "episodios extraños" que pasamos nosotras. Aunque algunos pocos utilizan ambas partes del cerebro, los hombres utilizan el hemisferio izquierdo que se encarga de el pensamiento creativo, imágenes, emociones y otros; y nosotras el hemisferio derecho que se encarga del pensamiento lógico, el lenguage, el análisis... Seguro por eso somos más complicadas, o ellos menos complicados. Ellos recuerdan más las emociones intensas, y nosotras evaluamos más las experiencias emocionales. Por eso somos tan diferentes, y nos cuesta entendernos.

Desde niños actuamos diferente, según ejemplos de el libro "La inteligencia emocional del niño" de Daniel Goleman, si un grupo de niñas está jugando y a una de ellas le pasa algo malo, todas detienen el juego, hasta la que no se siente bien se sienta mejor; pero los niños en cambio, si están jugando y a alguno le sucede algo feo, esperan un momento a que el que se siente mal se retire del juego para ellos continuar... Las madres nos educan desde niñas a ser sutiles, dulces, sensibles, mientras que los padres enseñan a sus hijos, a ser "machos" usando frases como "los hombres no lloran"...

Por ende, desde niños tenemos diferentes perspectivas de la sensibilidad, de la manera correcta de actuar, etc... Entonces ese es el motivo por el cual para ellos -los hombres- es tan difícil comprender lo complicadas que nos ponemos en "esos días". Y es que hay que reconocerlo... Nos ponemos sensibles, coléricas, estresadas, delicadas, e incluso necias... No entiendo porqué le dicen "SPM" Síndrome Pre- Menstrual, si lo único "pre" es muchas veces el dolor, pero el "síndrome" nos dura todos los días, entonces debería ser "SM" Síndrome Menstrual, así simple y sencillo, un síndrome menstrual de cada día de ese período...

Pobres, nosotras por las consecuencias y el dolor, y los hombres, por la vida de cuadritos que les damos esos días, en los que su frase más sincera como hace una hora me han dicho a mí es: "o.k. digamos que te entiendo", y casi me derrito, y ahí mismo me dí cuenta de lo que les hacemos vivir... Claro, porque nosotras en estos días necesitamos más, de todo, simplemente más, atención, cariño, y sobre todo paciencia...

Sense and sensibility... Sí, eso es; perdemos el "sentido" y tenemos demasiada "sensibilidad".

Preguntando sobre el antes y el hoy.

Preguntando sobre el antes y el hoy.

Díganme si en esta vida nos dieran otra oportunidad...                                                                                          díganme si se pudiera parar el tiempo y volverlo atrás, díganme si se pudiera con la experiencia recomenzar, díganme si se pudieran borrar las cosas que hicimos mal...

Usted que haría???

ESL -Enseñanza del Inglés como segunda lengua- “Educación y Aprendizaje”

El sábado pasado mientras estaba en una librería (fascinada por el ambiente rodeado de libros), me puse a analizar algo después de escuchar el comentario que me dio el vendedor como respuesta a mi pregunta:

-Disculpe tiene este libro en su versión en Inglés? (Yo)

-No, para qué si la gente no lo compra, incluso los que hablan Inglés, lo prefieren en español! (El)

-Pero cómo no van a tener una sóla copia en Inglés, si al fin y al cabo el escritor es Norteamericano y no habla español, entonces con la traducción, por más buena que sea, se pierde mucho de lo que quería transmitir? (Yo)

-Ah, pero bueno, yo de eso no sé nada, pero el libro solamente se trae en Español, si desea lo puede mandar a traer en Inglés pero tiene cargo adicional y tarde un poco en llegar! (El)

- ........................................ (Yo)

No sé si lo mandaré a traer, talvéz tarde más de 15 días...

Cuando pasó esto no pude evitar pensar en lo poco que se le enseña a la gente cuando aprende, no se le enseña a ir más allá.  Y en lo poco que se le inculca a la gente el hábito de la lectura, del conocimiento, (incluso no tienen esa delicadeza para contratar a quienes se supone deberían saber de libros, al menos lo básico -porque los venden-), y en lo poco que a la gente que aprende un idioma, le interesa el idioma más allá que aprenderlo para el trabajo, u otros negocios o conversaciones; pero sin caer en la trascendencia de todo lo que por medio de un libro podemos aprender, de una cultura, de todo...

Recuerdo bien cuando estudiaba en la universidad, todos los mecanismos que nos enseñaban a los futuros educadores, para “enseñar”. Recuerdo los métodos de aprendizaje, los libros, las técnicas especiales, los métodos de evaluación; todo… Pero se olvidaban siempre de enseñar lo más importante, enseñarle al estudiante a no depender de la educación formal, de no limitarse a lo que le dicen o a lo que dicen los libros, de inculcar el deseo de “ir más allá”, para aprender más, y no quedarse en la mediocridad del que solamente aprendió lo que le enseñó el libro. Algunas de mis compañeras nunca escuchaban a mis profesores o profesoras, cuando justamente nos enseñaban más. Cuando un profesor se coloca frente a un grupo, ya sea de chicos o de adultos, y con ese temblorcillo que se siente en el pecho comienza una nueva clase de un nuevo curso, -el primer día- no importa cuanto tiempo ha hecho lo mismo, cada vez es igual, se siente lo mismo, sólo que más refinado. Si antes en los primeros cursos impartidos sintió al finalizar la clase que se le olvidó algo importantísimo, para futuros comienzos de curso lo tendrá mucho más presente… Así se mejora como profesor y al mismo tiempo mejora su clase. Pero además de enseñar lo que dictan los libros, cuando el profesor saca tiempo y comenta a sus alumnos sus vivencias, sus experiencias en el campo en el que se desenvuelve, e incluso en su vida misma (sin caer en el campo personal claro está), le está regalando de la manera más voluntariosa, lo mejor a sus alumnos: esa experiencia que no te dan los libros, ni los mismos profesores, sino que te da la vida, y todo lo que en ella interfiere.

Cuando nos movemos en un mundo casi dominado por el idioma Inglés, por medio de las películas, las canciones, los programas de cómputo, etc… Definitivamente es un “plus” conocer el idioma. Cuando nos movemos en un mundo en el que incluso si eres un profesional muy bueno en tu campo, te ves relegado, desplazado por alguien que al igual que tú es bueno en tu campo, pero que “además” habla bien el Inglés, es definitivamente un “plus” conocer y manejar el idioma.

Ahora, de qué se trata en realidad el aprender otro idioma? De superación profesional, de ganar más dinero y obtener mejores puestos? O de nutrirse culturalmente? Creo que se trata más de lo segundo que de lo primero, para los que realmente “gustan” aprender, pero lamentablemente la mayoría de la gente aprende nuevos idiomas, solamente para “alcanzar metas” que generalmente nunca involucran crecimiento personal. Si bien obtener un mejor trabajo te da crecimiento económico, no precisamente ese crecimiento te va a ayudar a crecer interiormente. Me llama mucho la atención que en los cursos y programas de enseñanza del inglés, se preocupan mucho por la gramática, la fonética, y por que “practiques” hablando, conversando, y te evalúan para ver si aprendes… Pero, y qué pasó con lo esencial, con aquel conocimiento que te da en un grupo de palabras mucho más que una clase magistral? La lectura? Qué es la lectura? Es nutrirse, es aprender, es generar puntos de vista diferentes, es entrar en el conocimiento de nuevas palabras, de nuevos significados… Por medio de la literatura tan variada que existe en el mundo, desde libros de historia, novelas literarias, poesía, revistas, e incluso libros basados en los guiones de las películas, la gente se ve sumergida en mundos maravillosos, que a muchos profesores parece habérseles olvidado. La literatura, ese mundo maravilloso que nos abre las puertas por medio de las páginas de un libro, tras otro… Se les ha escapado de las manos a tantos, que creen que ir a clase y “aprender” ya es suficiente. No quiero decir para nada que un profesor no enseñe, jamás diría semejante blasfemia. Pero lo que sí es cierto, es que para “aprender” bien, hay que ir más allá; y ya que a muchos se les olvida al menos mencionarles a sus estudiantes, que por medio de la lectura mejoran lo que aprenden, y aprenden mucho más; sería muy bueno que se inculcara nuevamente ese hábito de leer, no solamente en nuestro idioma (que en lo personal considero el más bello del mundo), sino en los idiomas que queramos aprender, para relacionarnos con más cosas que la simple gramática, para mezclarnos un poco con una cultura, diferente a la nuestra.

Entonces, hago la pregunta: Hasta dónde nos enseñan en la universidad, y hasta dónde creemos que el simple hecho de pagar matrícula y asistir a clases es "Aprender"? Hasta donde los estudiantes de ahora, (y los de antes), se conforman con lo que está incluído en el programa del curso, y hasta dónde quieren escudriñar más a fondo para ser amplios conocedores. Y hasta dónde los profesionales en educación se limitan a enseñar lo que dice el programa de estudios, y hasta dónde cruzan ese límite, y llevan al estudiante a no depender solamente de eso, sino a querer descubrir más, a ser más? El docente no es el responsable -del todo-,  de lo que aprenda o no el alumno, pero sí tiene mucha influencia. Y es justamente eso lo que se ha perdido, el influir favorablemente, demostrando que el mundo de un idioma es más que simplemente hablarlo o entenderlo, es una cultura.

Es imposible, al menos para mí, comprender, incluso en estos tiempos, cómo es que existe gente a la que ni le interesa leer… Y cómo muchas veces nos conformamos con tan poco, existiendo tanto…

 

Espero curarme de tí

Espero curarme de tí

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.                               

 Jaime Sabines
 

Hay palabras que lo encierran todo... Este es un poema sobre el amor, la ausencia, y las cosas  que  traspasan el corazón... Es uno de mis favoritos.

Para ustedes con amor...

Para ustedes con amor...

Estos días algo me ha pasado, es como si de pronto se me hubiese ido toda inspiración, o no sé por donde comenzar a escribir... Entre tanto y tanto de navidad, cenas, fiestas, regalos y año nuevo, parece que yo me he quedado sin nada... a pesar de tener tanto. Pero creo que todo es una confusión, o una fusión de tanto sentimiento que hay dentro de mí...

Voy camino a casa tratando de escribir, para ver si entre líneas encuentro la respuesta a qué es lo que me pasa. Será precisamente eso, eso que se me ha venido a  la cabeza de repente al escribir; será precisamente que no me pasa NADA... O será que al contrario, me pasa la vida por primera vez, y en forma maravillosa, y aún no me doy cuenta...

Cada instante, cada día, nacen en mí mil historias que contar, cosas nuevas por decir, tanto que quiero conocer, de tanto que he vivido y a veces no comprendo, y talvéz aún no asimilo. Y quisiera escribir tanto para así conocerme mejor, en esta metamorfosis que creo me acontece... Es como si un cambio estuviese ocurriendo en mí, extraño, ajeno, no esperado... Y yo aquí, pequeña, asustada, con la cara llena de angustia, y el alma llena de confusión, ante este gigante llamado por el destino, "futuro".

Qué intento? Será consciente o inconsciente? No lo sé, en este año que está por concluir, me he dejado llevar por el corazón, y aún no sé si ha sido para bien o para mal. Será que estos tiempos de navidad están actuando sobre mí en una forma que no logro comprender... No sé siquiera qué es lo que está ocurriendo en mí. Y de este tipo de situaciones, nacen los cambios más sorprendentes; lo único curioso, es que se siente el cambio en progreso, pero no se sabe hacia donde va.

Talvéz esto que siento provenga de que en este año además, me he dejado llenar de una literatura exquisita, que está más allá, mucho más allá de cualquier estantería de librería, sencilla o elegante... Una literatura que no tiene editores, ni publicistas, ni precio; pero que está -talvéz-, más llena de vida y de espíritu, que toda la demás. Este año les he descubierto a ustedes, "los blogeros", los que han llenado mi vida de historias inimaginables para mí, de acertijos que no conocía y que aún no logro descifrar del todo, y de puntos de vista que antes me estaban negados por no conocerles, ni en letras...

Ustedes, me han llenado de vida, de amigos invisibles, que ni conozco ni imagino, pero que al roce de una tecla siempre están ahí, y que van conmigo a todo lugar con solo que recuerde en un pensamieto sus palabras. Es curioso si uno se detiene por un momento y hace que el cerebrop deje de pensar un instante, ver lo que un pequeño "blog" puede comenzar a hacer en uno como individuo.

Tiempo atrás, abría el "Google" para ver si encontraba algo "interesante" que me sacara del ajetreado mundo monótono, pero siempre diferente del trabajo y los oficios. Hoy por hoy, descubro cada día la iniciativa, la vida, la expresión de tantas personas, totalmente lejanas, que al igual que yo, sueñan y viven a pesar de todo, y que por cosas de la vida siento tan cercanas a mí, aunque un día caminando por la calle, puede que nos crucemos en el camino y ni siquiera nos reconozcamos.

Y por eso, talvéz analizando un poco, lo que ocurre es que además de un cambio, sucede, que entre todo lo que les leo, ya no sé ni por dónde empezar a escribir, ni qué cosa contar... Por eso quise escribir esto que es pura sinceridad, una confesión de que tengo una nueva parte de mi vida que está haciéndose un espacio en mi interior, y ahora, camino a casa, veo en mis palabras reflejada la razón. Es este sentimiento nuevo, y desconocido por esta red de gente que dirige sus pasos más allá de el camino ya trazado, y que quiere más y da más para el mundo, cambiando pensamientos, compartiendo vivencias y haciéndose espacio en un corazón a la vez...

Todo gracias a la literatura, a ese grupo de palabras que se unen para llenar el alma, y hacernos volver a pensar en tantas cosas, y hacernos revivir ese derecho dormido, pero siempre vivo que se llama libertad de expresión. Gracias a todos por sus palabras, por sus historias, por sus opiniones, y por los cambios que logran cada día, en tantos corazones, con solo el hecho de compartir, al dejarse leer, e inspirarnos más al leernos y regalarnos unas palabras ... Y pensar que algunos expertos en literatura se atreven a decir que ya la gente ni gusta leer, ni gusta escribir... Vaya, se ve qué poco que leen! (Ellos por supuesto, jamás nosotros).

Un abrazo, y mis mejores deseos de felicidad en esta Noche Buena. Abrazos para todos, y bendiciones para sus familias! Y a esperar paciente esos cambios internos y externos que se aproximan, esperemos que para mejor...

Que la pasen lindo y llenos de amor!