Estados de ánimo
Cuán agradable es sentirse en paz, tener estabilidad, leer, comer bien, disfrutar de un buen vino, escuchar buena música, conocer lugares nuevos, estar en soledad.
O mejor aún, robarse el tiempo, para disfrutarlo con amigos, o a solas para escribir sentimientos. La fascinación que dejan las palabras del alma, las charlas interesantes, llenas de sencillez. Ser sinceros, y tener al lado corazones sinceros, que si el silencio pide a gritos un alma para hablar, nos puedan consolar
Cuán desagradable es ver que este mundo tan frío, hipócrita y vacío, esté tan podrido y perdido, vestido de mentira, lleno de miseria, donde lo material y la apariencia, tan superficiales, son más importantes que un corazón. Lo egoísta de la gente, que piensan sólo en sí mismos y olvidan a los demás, esas injusticias de gente millonaria, que no tiene nada, y gente que se muere de necesidad, siendo más que millonaria. Que el valor de alguien se juzgue por la cuenta del banco o la marca de su auto.
Es detestable que valgan más las etiquetas de la ropa o el color de la piel, que un corazón lleno de buenos sentimientos. Que se inventen excusas para disfrazar engaños, en lugar de ser frontales y sinceros, que es igual a ser mejores, y más buenos. Duele que el amor caprichoso, haga añicos de un alma, por aferrarnos a alguien, sin ser dueños de nada. Que la distancia acerque, pero mantenga a la gente alejada. Que los huecos del corazón, y sus dolores, ni con los años pasan. O ser tan frágil que no se pueda controlar el corazón, y se olvide que en esta vida que para muchos ya no es nada, lo realmente importante es invisible para el alma.
Y duele reconocer que tantas veces olvidamos a Dios.
Mayo 25, 2005.
0 comentarios