Como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel.
Tal parece que hoy no se es mujer a menos que se tengan las piernas de Sharon Stone, los senos de Pamela Anderson, el lunar de Cindy Crawford y las nalgas de Jennifer López.
La belleza plástica, la proporción de la forma y el esplendor puramente cosmético constituyen la definición, la esencia misma de la mujer contemporánea. La modelo, la vedette de almanaque, la beldad "oficial" son en nuestra sociedad productos de consumo, objetos fabricados para el manoseo mental de la turba, adorno de portadas, sonrisas de cartón, carnada de las pancartas publicitarias. Son deidades ungidas por la sociedad de consumo, fetiches de las masas ciegas, sordas y mudas, ídolos efímeros ante los cuales se prosternan tan sólo los peleles.
Digámoslo alto y claro: por bella que sea, una mujer no es, no puede ser, nunca será una mera calcomanía, un logotipo, un emblema del consumismo auto gratificador. Son muchas las jóvenes que creen tocar el cielo cuando ven esos ojos, esa boca, esos senos suyos merecedores de tan diferente homenaje, engalanar los anuncios de carros, de cigarrillos o cerveza. ¡Valiente titulo de gloria: el saberse la fantasía masturbatoria de una pacotilla de jetas!
¡Usar el cuerpo de la mujer para vender porquerías es como utilizar la luz de un cometa para alumbrar un burdel!
La reducción de la mujer a sus meros atributos físicos es, entre todos los artificios de manipulación que el hombre ha creado para su satisfacción personal, uno de los más viles y nocivos. Entendámoslo de una vez: la mujer no vino al mundo para fungir como un puntual y solícito agente del placer masculino, su misión no estriba en proveer la constante gratificación del macho. ¿Es acaso que unas libras de más privan automáticamente a una mujer de su derecho a ser amada? ¿Por qué si esas son las reglas del juego, lo justo sería que también los hombres, árbitros intransigentes y absolutos de la belleza - se sometan a ellas?
Exijámosle entonces a cada pretendiente la musculatura de Schwarzeneger, la sonrisa de Cary Grant y la gangsteril sexualidad de Robert De Niro: ¡A ver qué pasa! El efecto de tales expectativas sobre el hipertrófico ego del macho latino sería tan devastador, que de inmediato tendríamos una legión de neuróticos e impotentes sexuales por hombres. Y sin embargo, este es, ni más ni menos, el tratamiento que durante siglos hemos infligido a la mujer. Una de las más interesantes --y divertidas-- consecuencias de la liberación femenina es que ahora la mujer puede también darse el lujo de "cosificar" a su compañero, y darle a probar de su propia medicina: compararlo, medirlo, convertirlo en objeto estético y comentar sus dones - o falta de ellos - abierta y desenfadadamente. Ya veremos cuanta inseguridad genera esto en aquellos que alguna vez se autoproclamaran pontífices incontestables de las formas y volúmenes físicos.
No me malentiendan. Nada tan lejos de mí como despreciar la belleza corporal, o ensayar aquí una apología de la fealdad. Bien que mal soy músico y, como todos los de mi gremio, padezco de una incurable debilidad por la magnificencia de los contornos y las texturas. Sostengo tan sólo que la belleza es plural, y se presenta en tantas formas como mujeres hay. No es, en última instancia, la belleza la que suscita el amor, sino el amor el que engendra la belleza.
Mujeres del mundo: cesen de una vez por todas de atormentar sus cuerpos con cirugías plásticas, liposucciones e implantes de silicón a fin de conformar con un arquetipo arbitrario y convencional de belleza, o de secundar los caprichos de algún mae. El problema no está en ustedes, sino en la trágica miopía de sus compañeros, de esos pobres ilusos que tienen la luna en sus manos y aún no se han dado cuenta.
Las mujeres siempre serán bellas, porque jamás conocí a una mujer que no lo fuera. Nada tan hermoso como el cuerpo de la mujer que lleva las marcas de la vida, del trabajo, de la maternidad: desde el punto de vista puramente cosmético es quizás menos glamoroso, pero el hombre sensible sabe reconocer en él la prueba de un rasgo sublime: la capacidad de amar algo o a alguien más que a sí misma, de postergar su propio ser en aras de un hijo, de una obra, de una misión trascendente.
Las arrugas no son vejaciones infligidas por el tiempo, son antes bien títulos de gloria, condecoraciones que la vida nos confiere. Hay fuego en la mujer joven, pero en la mujer madura hay luz, esa luz purísima que vivifica en lugar de abrasar. El mundo esta harto de chiquitas relamidas y carilindas. Denme una mujer verdadera, una mujer con letras Mayúsculas: MUJER, y guárdense a sus muñequitas de almanaque, tan plásticas y deleznables como el papel en que sus sonrisas están impresas.
Denme la mirada alucinada de Juana de Arco cuando auscultaba el silencio; la frente umbría de Marie Curie, altiva en la solitaria vigilia de su trabajo; los senos pródigos de la libertad que conduce al pueblo, tal como lo soñara Delacroix; las manos de Camille Claudel, domadoras del bronce; el delirio de Isadora Duncan; las abismales visiones de Frida Kahlo, la pureza y la humildad magnífica de la Virgen María: he ahí el linaje de mujeres que el mundo necesita desesperadamente. Lo demás, señores, es mera superficialidad.
11 comentarios
almena -
un beso!
fuzzy -
Conoces a gente que para nada es \"atractiva\" según los canones, pero que después de hablar con ella te dejan la imagen de \"belleza\".
No sé como explicarlo.
un beso.
amaltea -
?Sabes que esa mujer me atrae como si fuese un imán?
Tengo su obra, sus biografías, la película que cuenta su vida, todo lo que puedas imaginar.
No se muy bien porqué pero su drama atrajo mi atención tan poderosamente, que desde muy pequeña, empecé a interesarme por ella.
Creo que es por la fuerza que desprende, pero son tantas las cosas que creo que no alcanzo a ver, que por eso me siento tan atraida por su persona.
Fascinante.
EL JARDIN DEL HAIKU -
felicitaciones!
GUADALUPE -
En los mismos comentarios perdon si molesto a alguien veo la tibieza con que el asunto se trata, como que aun no estamos muy convencidos de eso que es la irrealidad de la belleza estilo barbie y la eterna juventud encerrada en un bisturi.
Nosotras mujeres tambien somos artificies de esta nueva y oprobiosa realidad que nos desvia de nuestro verdadero crecimiento, nos dejamos envolver por modas, estilos de vida y fantasias que nada tienen que ver con la mujer que a diario lucha estudia trabaja saca adelante una familia cosas de mucho mas valos que el simple hecho de mover el trasero en un anuncio comercial o servir de distraccion en algun video de cualquier reggetonero de moda.
Quiza necesitamos un poco de ma pasion por la vida femenina la autentica, la del ser humano completo que da la vida y que realiza miles de actividades en un dia y aun asi debe permanecer joven y linda para ser aceptadA.
BESO ENOJADO
Una mirada... -
Saludos.
Roberto Zucco -
aminuscula -
Maldito Duende -
Interesante post.
BESAZO
manuel h -
bueno, a lo mejor no.
besoss
Trini -
Creo que no solo la mujer, tambien poco a poco pero sin pausa, está entrado en esta espiral.
Un abrazo, si, leí tu e-mail. Gracias a ti.
Besos